Catalogado como el “mejor francotirador del mundo”, sigue vivito y coleando en Ucrania pese a los rumores que le daban por muerto, según ha confirmado él mismo en una entrevista con la cadena de televisión canadiense. “No tengo ni un solo rasguño”, ha asegurado.
El exsoldado de las Fuerzas Armadas canadienses, de 40 años, lleva unas semanas luchando contra el ejército ruso en la región de Kyiv, tras dejar atrás su actual trabajo como informático, a su mujer y a su hijo de un año. “Soy prácticamente la última persona en enterarse de mi muerte”, bromeó en una videollamada.
Su esposa, su padre, amigos varios e incluso su excomandante en Kurdistán, que luchó con él contra Estado Islámico, llevaban días enviándole mensajes tratando de confirmar si seguía vivo. Cuando por fin encendió su teléfono, Wali recibió la avalancha de notificaciones y quiso desmentir las falsas informaciones.
El revuelo comenzó cuando el portal ruso VKontakte, ahora conocido como VK, afirmó que el francotirador había sido asesinado por las fuerzas especiales de Putin apenas 20 minutos después de llegar a Mariúpol, la ciudad portuaria ha estado sitiada por las tropas de Rusia.
“Nunca he visto a Mariúpol en mi vida”, ha asegurado Wali (el sobrenombre que utiliza el soldado para mantener a salvo a su familia). “No entiendo por qué están haciendo esto, porque es muy amateur”, añadió. El francotirador viajó a Ucrania junto a otro veterano de guerra canadiense apodado Shadow.
Durante su entrevista el exmiembro del 22º Regimiento Real del ejército canadiense, aprovechó para desmentir que él sea el “francotirador más letal del mundo” y que tenga ningún récord (se había afirmado que en Irak logró abatir a una persona a 3,5 kilómetros).
“Soy un buen francotirador. Nada menos, nada más… Todavía no maté a ningún ruso. Ayudo a hacerlo porque nuestro trabajo es observar mucho, informar”, matizó. En Ucrania, Wali ha podido ver cómo las fuerzas rusas están bombardeando indiscriminadamente todo lo que se interpone en su paso.
“Simplemente disparan por todas partes. Usan mucha artillería, rifles y bombardeos”, dijo. “Creo que recibí cientos de proyectiles en los últimos días”, añadió. Uno de los días incluso notó extremadamente cerca la onda expansiva de una explosión y se giró para ver lo que en un principio pensó que era un “hermoso atardecer”. “Era la ciudad en llamas”, concluyó.
Al llegar al país, a principios de marzo, Wali pasó a integrar la brigada de voluntarios conocida como Norman Brigade. Aún así, en las últimas fechas habría sido destinado a otra unidad.