La iniciativa ambiental se realiza cada año. En ella participan personas particulares, empresas, organizaciones y autoridades. Durante el evento, se apagan las luces de monumentos, plazas, parques, empresas y casas.
Bajo el lema ‘Demos forma a nuestro futuro’, más de 190 países se alistan para la Hora del Planeta 2022, que se cumplirá el sábado 26 de marzo, desde las 20:30 a 21:30 (hora local).
De esta forma se efectúa una manifestación simbólica a favor del planeta y se reduce por una hora, el impacto ambiental que tiene el consumo eléctrico.
En el mundo se apagan las luces en sitios emblemáticos como la Torre Eiffel, en París; la ópera de Sídney, en Australia. En Roma se oscurece la fachada del Palazzo Senatorio del Campidoglio, sede del Ayuntamiento de la capital italiana.
En 2021 en Moscú se apagaron las luces del Kremlin y todo el conjunto arquitectónico que conforma la Plaza Roja: el Museo Histórico, los lujosos almacenes GUM, la Catedral de San Basilio y los Jardines de Alejandro, además de la Catedral de Cristo Salvador, la torre de televisión de Ostánkino y los siete rascacielos erigidos en la época de Stalin.
15 años ayudando al ambiente
La Hora del Planeta es impulsada por la ONG Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). El evento nació en Sídney hace 15 años, como un guiño hacia la sostenibilidad. Hoy se lo considera un clásico en el calendario de fechas ambientales relevantes cada último sábado de marzo del año.
WWF Ecuador recordó que “la vida en el planeta, tal como la conocemos, está en un punto de no retorno. Estamos destruyendo los sistemas naturales de los que dependemos más rápido de lo que pueden reponerse, poniendo en riesgo nuestra propia salud y bienestar”.
Frente a una acelerada pérdida de biodiversidad, un incremento en la frecuencia y magnitud de eventos climáticos extremos, contaminación y escasez de recursos, “la Hora del Planeta marca un momento de reflexión importante, para repensar nuestra relación con la naturaleza y dar forma a un futuro donde las personas y la naturaleza prosperen juntos”, señaló la ONG.
Según Tarsicio Granizo, director de WWF-Ecuador, se está experimentando las consecuencias del deterioro de la naturaleza de forma cada vez más incrementada.
“En Ecuador, los recientes desbordamiento de ríos, deslaves, aluviones, las consecuencias de la pandemia, entre otros, demuestran la necesidad inmediata de transformar nuestra relación con la naturaleza para salvaguardar nuestro bienestar y las posibilidades de vivir en un ambiente equitativo, saludable y seguro”, agregó Granizo.