Comunidades latinas alertan sobre la fuerza que ha tomado esta enfermedad, desatando una ola de amputaciones.
La diabetes tipo 2, el tipo más común de la enfermedad, se presenta cuando el cuerpo ya no puede mantener los niveles normales de azúcar en sangre. Afecta a muchas partes del cuerpo, pero por lo general sobre todo a los pies, los cuales tal vez tienen que ser amputados cuando el suministro de sangre no logra llegar a las extremidades inferiores durante largos periodos, lo cual ocasiona infecciones que después se convierten en gangrena.
Esta enfermedad también está cobrando vidas a una velocidad alarmante. De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que fueron analizados por el departamento de salud de la ciudad de San Antonio, la tasa de mortalidad debida a la diabetes en el condado de Bexar supera a la del resto del estado de Texas y del país en general.
Un informe reciente de la ciudad reveló que se consideran obesas o con sobrepeso a más del 76 por ciento, o más de un millón de personas, de la población adulta del área de San Antonio, en personas mayores a los 40 años.
El Instituto para la Diabetes de Texas se inauguró en 1999 como un enorme centro en la zona oeste, un barrio históricamente mexicoestadounidense que, junto con los barrios del sur de la ciudad, ha tenido menos centros de atención médica que las zonas más ricas de la ciudad, reveló un análisis del diario San Antonio Express-News.
Ahora, el Instituto para la Diabetes tiene 80.000 pacientes al año y ofrece todos los servicios para el control de la enfermedad, como investigación, diagnóstico y tratamiento, educación alimentaria, terapia física y amputaciones. Sus paredes están decoradas con dibujos de pies y piernas, un recordatorio constante del peligro que les espera a los pacientes diabéticos si no se atienden las úlceras de las extremidades.

El instituto ha intentado centrarse especialmente en los efectos desmedidos de la enfermedad en los hombres y, cada vez más, en los niños. En un periodo de un año, los varones menores de 18 años registraron un aumento del 36 por ciento en las hospitalizaciones relacionadas con la diabetes, el doble que las niñas.
Esta crisis ha afectado incluso a algunos dirigentes políticos de la ciudad. Una abuela del congresista Castro perdió una pierna por la diabetes y acabó sucumbiendo a la enfermedad. Para los hispanos del sur de Texas, la diabetes es el gran cuco del que siempre hay que cuidarse, sobre todo si no puedes pagar los cuidados preventivos.
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