Estrategias interculturales, inversión pública y participación comunitaria marcan un hito en la prevención de la desnutrición crónica infantil en el país.
Tras más de dos años de trabajo conjunto entre el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la OPS/OMS, se presentaron los resultados del Convenio de Comunicación y Educomunicación para prevenir la Desnutrición Crónica Infantil (DCI). Con una inversión de 4 millones de dólares a través del Proyecto Ecuador Libre de Desnutrición Infantil (PELDI), se ejecutó una estrategia integral que va más allá de la difusión de mensajes, apostando por un enfoque intercultural, participativo y basado en derechos.
Uno de los logros clave fue la implementación de campañas multilingües en español, kichwa andino, kichwa amazónico y shuar, que abordaron temas esenciales como el control prenatal, la lactancia materna y la alimentación complementaria. Estas acciones se complementaron con la producción de más de 250.000 cartillas educativas y procesos formativos dirigidos a profesionales de la salud y líderes comunitarios.
La estrategia también incluyó una encuesta nacional para levantar evidencia sobre conocimientos, actitudes y prácticas en torno a la DCI, así como estudios sobre el rol de los profesionales de salud y las inequidades de género. Esta información permitió actualizar contenidos y reforzar la consejería en territorio, apuntalando así la eficacia de las acciones comunicacionales.
Sonia Quezada, representante de la OPS/OMS en Ecuador, destacó que “la comunicación dejó de ser un complemento para convertirse en una estrategia central de salud pública”, mientras que el viceministro Bernardo Darquea recordó que el 19,3 % de los niños menores de 2 años aún sufre DCI. La vicepresidenta María José Pinto enfatizó que esta lucha es política, cultural y humana, y no solo técnica.
La experiencia deja capacidades instaladas, metodologías replicables y una red de actores comprometidos con la erradicación de la desnutrición infantil. Con esta estrategia, el Ecuador da un paso firme hacia un futuro más justo para su niñez, demostrando que la comunicación bien dirigida puede ser una herramienta poderosa para transformar realidades y salvar vidas.