Con los festejos de Navidad y Fin de Año, algo común en estas fechas es el uso de pirotecnia. Sin embargo, esto puede afectar considerablemente a los animales, como los perros, los cuales pueden sufrir repercusiones físicas o psíquicas. Los fuegos artificiales afecta a los perros.
¿Cuáles son los motivos por los que los fuegos artificiales les afectan?
Los perros se caracterizan por tener una gran capacidad auditiva, por lo que los efectos por el estruendo de la pirotecnia serán mayores que en las personas. Quedarse paralizados, intentar escapar o esconderse, temblar o no dejar de jadear, son señales que alertan del estrés y el miedo que sufren los animales.
De hecho, los fuertes ruidos pueden llegar a causarles palpitaciones, taquicardias, sensación de insuficiencia respiratoria, aturdimiento o pérdida de control. En los perros callejeros la situación carece de control, ya que no tienen a nadie que pueda estar al pendiente de ellos, como los animales domesticados.
En este caso, esto puede provocarles conductas no habituales como perderse, lastimarse con otros perros, o incluso a personas.
¿Cómo podemos lidiar con este tipo de problemas?
Dentro de las recomendaciones que dan los expertos para estos casos constan:
- Tener a los animales en un lugar donde se encuentren seguros, protegidos, y preferiblemente acompañados, pues reducirá su ansiedad.
- Que estén rodeados por algún juguete, agua, comida, o sonidos con los que estén familiarizados, esto ayudará a reducir el impacto causado por los pirotécnicos.
- Lo mejor es que el perro permanezca dentro de casa y en un lugar amplio, no encerrado en alguna habitación, esto hará que busquen el lugar que ellos quieran para esconderse.
Otra de las recomendaciones que ha tomado fama últimamente es el ‘Método Tellington Ttouch’ que está basado en un sistema de entrenamiento y comunicación que permite a las personas relacionarse con los animales de una manera más profunda y compasiva.
Este truco consiste en utilizar una venda y envolver al animal de la manera adecuada para que, acompañada de una actitud relajada y segura, el animal consiga bajar sus niveles de estrés y relajarse. Cuando un animal está asustado, determinadas zonas de su cuerpo como las patas, las orejas o los cuartos traseros, se vuelven especialmente sensibles. La tensión también se manifiesta en la zona lumbar y en la cola.
El modo de empleo es el siguiente: la venda ha de colocarse formando una especie de ‘ocho’ de tal manera que empiece haciendo contacto con la zona del pecho, cruce en la espalda -no en la columna- y termine en los cuartos traseros como lo muestra la siguiente imagen:
Finalmente, y ante este tipo de situaciones, es importante que todos los miembros del hogar sean comprensivos y tolerantes con su mascota, y que entiendan el estado de angustia por el que atraviesan estos animales.
