Uno de los objetivo que la ciencia persigue es la detección temprana del cáncer con insistencia por sus múltiples beneficios. Aumenta la oportunidad de un tratamiento eficaz, por lo que es fundamental promover estrategias no invasivas que permitan un diagnóstico temprano. El cáncer ahora pueden detectarse en la saliva.

En los últimos años, nuevos métodos como la biopsia líquida han despertado un gran interés para la detección precoz del cáncer, la predicción de la enfermedad recurrente y la evaluación de los mecanismos de resistencia terapéutica.

¿Cómo funciona?

Se toma una muestra, mínimamente invasiva, de biomarcadores derivados del tumor: células, proteínas, vesículas y ácidos nucleicos. Estos están en el torrente sanguíneo y otros fluidos corporales, como la saliva o la orina.

El valor diagnóstico y pronóstico de la saliva lo ubican en un camino prometedor. Se trata de un fluido corporal complejo que contiene una amplia colección de proteínas, así como ADN, ARNm, microARN (miARN/miAR), metabolitos y microbiota.

Como método de diagnóstico, la saliva ofrece muchas ventajas bioquímicas sobre la sangre y los tejidos, como la no invasividad, la facilidad de almacenamiento, la rentabilidad de la recogida y, además, la disponibilidad dinámica para el seguimiento con menos molestias para el paciente.

En 2015, el cáncer fue responsable de 8,8 millones de muertes y en las próximas dos décadas se espera que el número de nuevos casos aumente en un 70%. Por ello, la detección temprana con prácticas menos invasivas se convierte en un eje fundamental para combatir a la enfermedad e incrementar las cifras de supervivencia.