Saber actuar antes, durante y después de un sismo marca la diferencia entre sufrir o no sufrir efectos de un movimiento telúrico, como el vivido este 23 de noviembre del 2021 en Quito.

“Siempre hay que estar listos para el próximo sismo”, dice el gestor de Riesgos de la Universidad Central del Ecuador, Christian Rivera.

Él indica que el plan de emergencia familiar es un elemento fundamental para reducir los riesgos ante los sismos que siempre pueden producirse en ciudades como Quito.

El especialista mantuvo una charla En Vivo con El Comercio y Últimas Noticias poco después de que ocurriera el sismo de 4,52 grados la mañana de este martes 23 de noviembre.

Rivera hizo énfasis en que los habitantes de la capital deben tener consciencia de que la ciudad está construida sobre una falla geológica de 60 km de largo.

Esa condición predispone a la capital ecuatoriana a sufrir sismos de diversa magnitud.

El plan de emergencia familiar permite reconocer los riesgos que pueda haber en el hogar asociados a movimientos telúricos. Por ejemplo, si hay elementos colgantes (como lámparas) que deban ser ajustados, o soportes de TV que deban estar más firmes, ventanales que habría que asegurar, fisuras que habría que reparar.

También permite establecer de antemano sitios seguros de encuentro adonde acudir luego de un sismo.

En el plan se deben establecer las responsabilidades que tendrá cada miembro de la familia durante y después de un temblor.

Debe estar claro, por ejemplo, quién se ocupará de la mascota, quién llamará a los familiares para saber de su estado, quién cargará la mochila de emergencia, si esta fuera necesaria.

También es importante hacer simulacros en el hogar. Que todos sepan qué hacer y por dónde dirigirse al sitio seguro escogido.

El sitio seguro debe ser un lugar abierto, como una cancha deportiva, pero hay que saber si no está sobre un relleno sanitario o sobre un colector, por ejemplo, que convertiría al lugar en inestable.

Como seguimos en pandemia, el especialista recomienda poner mucha atención a la hora de escoger ese sitio seguro. Debe ser un lugar en el que se prevea que no habrá aglomeración de personas.

Durante el sismo

Lo importante es guardar la calma. Una reacción inadecuada puede provocar estampidas que son más peligrosas que el sismo mismo, explica Rivera.

“Hoy, cuando ocurrió el sismo, estábamos en una campaña de vacunación en la Universidad de las Fuerzas Armadas. Había unas 200 personas. Pese a que se sintió fuerte el movimiento, quienes dirigíamos la actividad mantuvimos la calma y eso se transmitió a los asistentes, quienes también actuaron con tranquilidad”, cuenta Rivera.

De otra forma, asegura, toda esa gente pudo salir desbandada y aquello hubiera provocado afectaciones.

Lo importante durante un sismo es protegerse la cabeza con los brazos para evitar golpes de objetos que pueden caer. Esperar a que pase y salir con calma si es necesario.

Protegerse debajo de una mesa o del marco de la puerta depende de si esa mesa y ese marco son resistentes.

Hay construcciones en Ecuador, apunta Rivera, que no ofrecen seguridad de que resistan un sismo fuerte.

Así que hay que conocer la casa y la resistencia de los materiales para definir la mejor estrategia en cada caso.

Después del sismo

Apenas termine el sismo la gente debe salir del lugar en el que esté para evaluar si hay daños.

Si no hay inconvenientes, retornar al hogar y llamar al entorno familiar para saber cómo están y contar cómo se encuentra uno.

Si hay niños y ellos vivieron el sismo dentro de la casa, hay que darles contención emocional, para que no se angustien.

“Si los niños vivieron el sismo mientras estaban en la escuela, al llegar, hay que darles un abrazo. Esa es una manera de que sientan que están protegidos y queridos”, aconseja finalmente Rivera.