Baby Shark es una de las canciones más famosas de la historia. Su video es uno de los más vistos en YouTube. Seguro que hay quienes la han escuchado muchísimas veces, sobre todo quienes tienen hijos pequeños. Pero en una cárcel de Estados Unidos fueron más allá, y de plano la usaron como método de tortura.
Policías de Oklahoma, Estados Unidos decidieron hacer sonar la tierna canción infantil Baby Shark una y otra vez, para doblegar a los criminales. Esto fue considerado un método de tortura, por lo que estos oficiales ya enfrentan cargos.
El caso se dio conocer cuando ex reclusos que quedaron en libertad durante la primera semana de noviembre del 2021 acudieron a las autoridades para denunciar que fueron torturados por oficiales de una cárcel de Oklahoma.
De acuerdo con lo denunciado por los presos, estos señalaron que fueron “torturados” al obligarlos a escuchar la canción de Baby Shark durante horas enteras y a un fuerte volumen; al mismo tiempo eran obligados por dos oficiales a permanecer de pie, con los brazos esposados hacia la espalda para generar estrés. Esto habría ocurrido durante los meses de noviembre y diciembre del 2019.
Algunos de estos ex reos, Daniel Hedrick, Joseph Mitchell y John Basco, calificaron a los guardias como “desenfrenados, depravados y sádicos”, mientras que la demanda presentada en tribunales explica cómo se utilizó el heavy metal para atormentara los presos de Guantánamo, como una técnica de tortura para un “interrogatorio mejorado”, ya que solía debilitar la resolución de los cautivos.
Tras varios meses de investigación, dos ex empleados de la cárcel, así como su supervisor, acaban de ser acusados de crueldad contra los prisioneros, así como de conspiración.
Según han dado cuenta medios internacionales, David Prater, fiscal del distrito del condado de Oklahoma, calificó el uso de Baby Shark en la cárcel como una tortura “cruel e inhumana”, asegurando que puso a los presos del centro penitenciario en un “estrés emocional indebido” además del que probablemente ya estaban sufriendo.
Cabe resaltar que esta canción infantil que fue usada para torturar presos en Oklahoma, Estados Unidos relata la historia de una familia de escualos; aunque en la versión original el bebé tiburón crece y se devora a una persona. Cuenta con más de nueve millones de reproducciones; se trata de la canción más popular de la última década.
