Los casos de covid-19 siguen en aumento en el país y las protestas elevan la posibilidad de un brote. Así lo advirtió la ministra de Salud, Ximena Garzón, quien días atrás aseguraba que el incremento estaba dentro de lo esperado y que respondía al cambio estacional.

“Estamos preocupados, porque son posibles focos de contagio de cualquier tipo de enfermedad, en especial de covid-19, que es tan contagioso”, dijo el jueves en relación con las paralizaciones.

Entre lunes y martes, autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP) y delegados de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dialogaron con los dirigentes de las manifestaciones, para enviar brigadas médicas preventivas a los puntos de concentración.

También intentaron ingresar con vacunas contra el coronavirus, pero no fue permitido. Ahora se alistan para intensificar la vigilancia epidemiológica y activar posibles cercos. “Con lo que está sucediendo (el paro), posiblemente sí habrá un repunte de casos”, reiteró Garzón.

Las aglomeraciones y la falta de medidas de bioseguridad son dos factores de riesgo. Para Fernando Espinoza, director del Centro de Investigaciones de la Universidad Espíritu Santo (UEES), quienes asisten a las marchas no solo están más expuestos al virus, sino que además facilitarían su dispersión por territorios con bajas coberturas de vacunación. “A través de los gases afectamos los pulmones e irritando las mucosas, los contagios pueden ser mayores. Esto se verá desde la próxima semana”, afirma.

Juan Carlos De los Reyes plantea otro posible escenario. El investigador del Centro de Modelación Matemática de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) cree que los contagios descenderán por otros dos factores. “El paro hace que la gente salga menos de sus hogares y eso genera menos contacto, por lo que en las próximas semanas habrá una disminución”, afirma. Además, las manifestaciones son en exteriores y el virus se propaga en espacios cerrados.

Los números crecen

El último informe de este centro universitario alertaba un riesgo extremadamente alto de contagio para 10 provincias, entre ellas Pichincha, en cuya capital se concentran las aglomeraciones. Para otras cuatro se determinó un indicador muy alto, entre ellas Guayas.

Aunque en las últimas semanas los pronósticos de la EPN mostraban una subida agresiva de las curvas de la enfermedad, De los Reyes explica que el número de reproducción o la cantidad de contagios por cada infectado ha empezado a bajar.

Según datos del MSP, la semana pasada cerró con casi 7 300 nuevos casos2 100 más que la anterior. Pero otros indicadores son alentadores: las hospitalizaciones se mantienen a la baja y hasta el jueves no pasaban de 90. En cuidados intensivos hubo 25 camas ocupadas y la semana anterior se reportó un fallecido.

El intensivista Alberto Campodónico asegura que esas cifras coinciden con lo que ocurre en los hospitales. Quienes buscan atención médica acuden más por la sintomatología -como tos persistente y fiebre- que por complicaciones.

“La variante que predomina es Ómicron y tiene tres características marcadas: sinusitis, faringitis y bronquitis o inflamación bronquial que puede complicarse con neumonía bacteriana, particularmente en personas con hipertensión o diabetes”.

Los síntomas más fuertes pueden durar entre dos y tres días con Ómicron. Y la enfermedad tiende a desaparecer en máximo 10 días, por lo que puede confundirse con un cuadro gripal.