A finales de febrero se descubrió cómo “El Invisible”, “La Flaca” y otros perpetradores coordinaron y ejecutaron el asesinato de Fernando Villavicencio.

El tiempo ha validado las denuncias de Fernando Villavicencio. A principios de este año, el exgerente de Comercio Internacional de Petroecuador, Nilsen Arias, admitió haber recibido sobornos por más de 13 millones de dólares durante el gobierno de Rafael Correa. Además, la empresa suiza Gunvor se declaró culpable de pagar sobornos para asegurar contratos con la petrolera ecuatoriana. Durante años, Villavicencio denunció estas tramas de corrupción, enfrentando insultos y ataques del gobierno. Ahora, los exfuncionarios procesados confirman los negocios ilícitos que se realizaban a escondidas.

Fernando Villavicencio, asesinado en agosto de 2023 mientras era candidato presidencial, fue una voz destacada en la lucha contra la corrupción en Ecuador. Además de enfrentar al correísmo, denunció posibles actos de corrupción que implicaban a Lenín Moreno y su entorno (caso Ina Papers), así como la presunta infiltración de la mafia albanesa en el gobierno de Guillermo Lasso (caso Encuentro). Su muerte dejó un vacío político y su amigo Christian Zurita afirma que todas sus denuncias eran ciertas, dejando un legado importante en la lucha contra la corrupción en el país.

Villavicencio no pudo ver el caso Metástasis, que reveló los vínculos de la narcopolítica. Antes de su muerte, expuso la supuesta relación entre Leandro Norero, Xavier Jordán y el asambleísta Ronny Aleaga. El Caso Purga, seis meses después, implicó a Pablo M. y Fabiola G. en corrupción y crimen organizado, relacionándolos con un plan para silenciar a Villavicencio. Mayra Salazar, detenida en Metástasis, conecta ambos casos al trabajar en la comunicación de la Corte Provincial del Guayas y ser pareja de Norero.