Zúñiga, su pareja y su mascota -un perro- resultaron acribillados este sábado 14 de mayo en el sector del Puente 3, de Conocoto, al oriente de Quito. Los sicarios les dispararon desde otro vehículo en movimiento, con un fusil AR15

Luego dos sujetos descendieron y los remataron cuando el auto de la víctima chocó contra un poste. En la escena los agentes de Criminalística levantaron más de 20 casquillos de balas, tanto de fusil como de pistola.

Tenía 46 años de edad y dirigía un negocio de servicio gastronómico en Quito, junto a “hermanos” de la organización. Manuel Zúñiga ‘King Majestic’ se desempeñó como presidente y representante legal de los Latin Kings en Ecuador. 

El comandante subrogante de la Zona 9, José Garcés, indicó a la prensa que videos de cámaras de seguridad dan cuenta de cómo los ocupantes del otro vehículo venían persiguiendo a la pareja. 

Parte del ataque armado quedó registrado en video. Y las primeras diligencias de la Policía se centran en hallar al vehículo involucrado en el caso de sicariato y en identificar a los responsables.

‘Inca’ de los Latin Kings

Los Latin Kings son una banda callejera que surgió a mediados de los 90 en Guayaquil y se extendió también a ciudades como Quito. El grueso de la pandilla se logró pacificar en 2007, en el gobierno del expresidente Rafael Correa. Y gran parte de sus miembros se reinsertaron a la sociedad junto a miembros de la pandilla Los Ñetas

Pero los disidentes siguieron delinquiendo. De hecho, los Latin Kings son una de las bandas involucradas en hechos de violencia en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil.

Manuel Zúñiga, el llamado ‘Inca’ o líder de los Reyes Latinos, era originario del cantón Durán, en la provincia del Guayas. Y se unió a la pandilla en uno de los barrios del norte de Guayaquil. Pero actualmente vivía en Quito. Los Reyes y Reinas Latinas formaron diferentes micro empresas con ayuda gubernamental y de universidades.

El representante legal de los Latin Kings indicó en una entrevista para la BBC Mundo del 2018 que más de mil pandilleros accedieron al proceso de pacificación, cansados del estigma, la discriminación y la guerra entre grupos. Pero reconocía que fue difícil convencer a muchos “hermanos” inmersos en la violencia.