No se conocen todavía las causas del accidente, pero se espera que las cajas negras puedan contribuir a esclarecer lo sucedido.

Dos días después del accidente del avión de China Eastern que se estrelló en el sur del país se desvanecen las esperanzas de encontrar con vida a alguna de las 132 personas que viajaban a bordo, y hasta ahora los equipos de rescate solo han conseguido recuperar una de las cajas negras del aeroplano.

El avión realizaba el trayecto entre las ciudades de Kunming (suroeste) y Cantón (sureste) y despegó a las 13:15 hora local del lunes 21 de marzo de 2022, antes de precipitarse rápidamente a tierra en la región de Guangxi a las 14:38 hora local.

La caja hallada este miércoles 23 de marzo, está gravemente dañada, anunciaron trabajadores de los grupos de rescate citados por la agencia oficial Xinhua, y todavía está por determinar si es el aparato que registra las voces en la cabina de mando o la información técnica del vuelo.

Una aguja en un pajar

El avión se estrelló a unos 25 kilómetros al suroeste de la localidad de Wuzhou, en una zona remota que ha supuesto un desafío para los trabajos de rescate.

Pese a las más de 2 000 personas sobre el terreno colaborando en las tareas, “el lugar donde se estrelló el avión es una zona forestal montañosa que complica cualquier búsqueda”, explicó un experto citado por Xinhua.

Según declaraciones de los testigos y algunos vídeos que circulan en medios chinos, el avión cayó en picado contra las montañas de Guangxi.

Las condiciones meteorológicas también han afectado a las labores de rescate: en la mañana del miércoles, la lluvia en la zona provocó la suspensión temporal de las tareas y la televisión estatal informó incluso de riesgo de pequeños corrimientos de tierra en la zona como consecuencia de las precipitaciones.

En cualquier caso, el paso del tiempo y la violencia del impacto del avión -un lugareño describió a Xinhua haber visto un “gran agujero” en el lugar del impacto, a cuyo alrededor había “árboles derribados en un radio de 12 metros”- hacen que se vayan desvaneciendo las esperanzas de encontrar supervivientes.