Para los zarumeños, tras lo sucedido el pasado jueves, lo único que queda ahora es remediar lo hecho por los mineros ilegales a lo largo de más de un siglo, quienes han horadado el subsuelo sobre el que se asienta esta histórica y patrimonial ciudad orense.
Ingenieros geólogos y geotécnicos hablan de inyectar hormigón para clausurar las diversas galerías y sustentar el terreno, pero para iniciar estas labores, antes se debe determinar cómo está el subsuelo, lo que implica ejecutar estudios avanzados y complejos. “Se deberá revisar galería por galería, con un levantamiento topográfico, geológico y geotécnico”, asegura Edgar Granda, un ingeniero geólogo zarumeño.
Algo similar opina Jaime Argudo, máster en Ingeniería por la Universidad de Texas. “Pueden ser aplicables técnicas de reforzamiento de suelo similares a las que se usan para prevenir fallas de cimentaciones sobre suelos potencialmente inestables a cargas sísmicas”.
El Gobierno coincide con los especialistas en lo de inyectar hormigón, pero aduce que la situación implica medidas urgentes. “No podemos esperar seis meses para tener todos los levantamientos y datos. No hay tiempo para eso”, dijo el viceministro de Minas, Xavier Vera Grunauer, refiriéndose al panorama que evidencia este cantón.
El planteamiento que tiene el Gobierno es comenzar a trabajar con la información que se tiene al momento. Sobre esto, Vera, quien es un ingeniero civil con un doctorado en Geotecnia en la Universidad de California (Berkeley), sostiene que existen estudios, pero que estos presentan un escenario parcial de cómo está el subsuelo.
“Sabemos cómo está de los 80 metros para abajo, pero de los 80 metros para arriba no existen datos”, agrega Vera, quien hace referencia a los resultados de un estudio contratado por el Municipio de Zaruma en 2018, el cual no se pudo completar porque los técnicos que investigaban “fueron amenazados por mafias que existen en el lugar”.
Según esta información, existen cinco grandes cavernas del tamaño de una cancha de fútbol en el subsuelo zarumeño, además de un cuantioso número de galerías. Todo esto por debajo de los 80 metros.
Acerca de los plazos que se han planteado para el inicio de los trabajos, el viceministro de Minas estima que arrancarían a partir de enero. “La intención es tratar de inyectar con muy baja presión o por gravedad en estas galerías superficiales”, haciendo referencia a la posible inestabilidad del terreno.
Precisamente sobre esto advierte Argudo, quien considera que cualquier solución pasa a través de un estudio geofísico previo para mapear las minas subterráneas, por cuanto se “necesita saber dónde, cómo y con cuánto material intervenir y precautelar que las inyecciones a presión de ‘grout’ (material de relleno) no desestabilicen áreas que pueden estar en un equilibrio precario”.
Frente a esto, Vera dice que ante la urgencia de comenzar a estabilizar el subsuelo y no tener claras en qué condiciones están las galerías superficiales, se irá analizando y actualizando información, e investigando sobre la marcha si funciona la remediación aplicada, lo cual se hará con equipos “no tan grandes y precautelando la seguridad”.
La Universidad Central del Ecuador, según afirmó el viceministro, ha estado trabajando en la zona con los desperdicios de las excavaciones (relaves) y ha hecho ensayos mezclando cementos y aditivos. Ese sería el material que se usaría para inyectarlo en el subsuelo.
Los trabajos de remediación estarán liderados por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, junto con empresas nacionales y extranjeras.
