La inseguridad que enfrenta el país generan un incremento en las ventas de productos que, hasta hace poco, eran utilizados únicamente por guardias de seguridad, guardaespaldas y policías. Opciones de seguridad para no ser víctima del hampa.

Empresas dedicadas a la comercialización de ropa ‘blindada’ y al blindaje de vehículos aseguran que sus ventas han crecido en más de 85% en los últimos dos años.

Pero la violencia también ha impulsado la creación de otros productos que tienen un solo objetivo: ahuyentar a la delincuencia en momentos en los que una persona corre el riesgo de ser asaltada o secuestrada.

Estos son tres productos que ganan fuerza en el mercado en medio de la ola de delitos que soporta el país:

Ropa ‘blindada’

A diferencia de los chalecos antibalas, las camisetas ‘blindadas’ son prendas de vestir ergonómicas que se las puede utilizar como parte de la vestimenta cotidiana.

Ana Apunte, directora ejecutiva de Nopa, empresa importadora de productos de seguridad, explica que estas camisetas son fabricadas con telas “especiales, entre las que puedo mencionar el poliéster, pues no podemos dar a conocer las demás por temas de confidencialidad”.

Agrega que en su interior cuentan con un espacio o bolsillo en el que se debe colocar el protector antibalas, que es elaborado a partir de diferentes tipos de aramidas y láminas resistentes al calor, sol, agua e impactos de disparos.

“Estas camisetas y los protectores no se elaboran en el país. Las importamos desde Estados Unidos y cuentan con certificaciones NIJ triple III-A”, detalla.

Esto quiere decir que los dos productos puede evitar el paso de una bala calibre 45.

Apunte recuerda que a partir de las manifestaciones indígenas de octubre de 2019 la venta de estos productos se disparó. “Antes del paro, estas camisetas solo las utilizaban los guardespaldas o personas dedicadas a brindar seguridad. Desde entonces, hemos visto un aumento del 50% en las ventas porque las demandan médicos, ejecutivos, alcaldes, abogados, dueños de empresas y hasta propietarios de haciendas”.

Incluso, hay personas extranjeras que adquieren estas camisetas por el aumento de los índices delictivos.

Apunte dice que cualquier persona puede comprar estas prendas, pues no se necesita ningún permiso legal. El precio varía entre USD 140 y USD 380, de acuerdo al nivel de protección.

Para la empresaria, uno de los beneficios de este producto es que “pasa desapercibido porque es elástico. Se dobla o estira de acuerdo a los movimientos que hace cada persona. No es como un chaleco antibalas, que es rígido”.

Lo que sí aclara es que camisetas y los protectores deben ser reemplazados cada cinco años porque en ese tiempo pierden sus características.

Y reconoce que la empresa maneja la posibilidad de importar otras prendas ‘blindadas’ si la demanda de estos productos aumenta.

Por ejemplo, chalecos, chompas y buzos fabricados con materiales antibalas, cuyo precio puede sobrepasar los USD 2.000.

“Tenemos que analizar el mercado y la situación del país para decidir si traemos esos productos”, dice Apunte.

Humo de gas pimienta y pigmentos

Los constantes robos de vehículos que sufrió la familia de Jhon Molina fue la razón que lo impulsó a crear un kit de seguridad para ahuyentar a los delincuentes.

En su taller, ubicado a Guayaquil, este ingeniero mecánico explica de qué se trata el kit.

“El principal componente es una fórmula elaborada a partir de gas pimienta y pigmentos que forman una nube de humo cuando el conductor acciona un dispositivo que se instala en la parte trasera del vehículo”.

Agrega que el segundo elemento es un botón de pánico que el conductor debe presionar para que el auto expulse la fórmula. Mientras que el tercero es el envase que contiene la mezcla.

“El humo sale por las puertas y por la parte delantera del auto porque, generalmente, ahí se ubican los delincuentes. Los pigmentos, en cambio, sirven para que la Policía pueda identificar a los delincuentes“, explica Molina.

El costo de la instalación de USD 790 más IVA, aunque este precio solo se paga la primera vez. “A partir de la segunda recarga, el costo es de USD 60 porque solamente se debe colocar la fórmula”, dice.

Tras el incremento de los índices delictivos en el país, la cartera de clientes de Molina ya no se concentran solo en Guayaquil. También viaja a Quito para atender solicitudes de personas preocupadas por su seguridad. Y en las próximas semanas tiene previsto viajar a Colombia, Perú, Chile y Centroamérica para abrir nuevos mercados.

Actualmente, SIP-SR, empresa propiedad de Molina, instala un kit diario.

“Nos costó mucho perfeccionar la fórmula. La creamos en 2021, pero recibimos críticas constructivas y durante todo el año pasado nos dedicamos a perfeccionarla. No fue hasta mayo de este año que el negocio se consolidó”, puntualiza.

¿Es necesario utilizar estos productos?

El experto en seguridad y prevención de riesgos, Christian Rivera, dice que los productos destinados a la protección de la ciudadanía son una herramienta para evitar consecuencias trágicas.

Sin embargo, agrega que en la situación que atraviesa el país, “cualquier persona puede enfrentarse a eventos como una balacera o en una amenaza de un artefacto explosivo”.

En esos casos, dice, “ninguna prenda o auto blindado garantiza al 100% que una persona salga ilesa”.