Este 6 de mayo es el inicio de un periodo en el cual los reyes Carlos III y Camila deberán resolver un tema en particular: el futuro de una monarquía en pleno siglo XXI. Nuevos monarcas británicos.
El asunto no ha sido ajeno a la agenda del nuevo Rey británico. Desde mucho antes de su coronación, él ha tenido una clara intención de que la familia real tenga una discreta participación social y con menos gasto público.
Disminuir los costos
Allí está el detalle de lo que será su reinado: disminuir los costos que implica la familia real para el pueblo. Ya en abril de 2021, tras la muerte de su padre, empezó a dar forma a un plan conjunto con su primogénito, Guillermo, para disminuir los gastos de la corona.
Estas acciones tienen un público objetivo: los antimonárquicos. Uno de los grupos más agresivos que enfrenta ahora es Republic, liderado por Graham Smith.
“Republic, que llama abiertamente a abolir la monarquía y sustituirla por un jefe de Estado elegido, organizará para el 6 de mayo protestas a lo largo de The Mall”, informó el colectivo días antes de la coronación.
Este grupo se perfila como uno de los principales opositores, en el mediano plazo, a las decisiones que tome el Monarca tras ser coronado.
Republic se ha convertido en un vigía de las acciones de los ‘royals’. En 2016 solicitó un informe a la Policía en torno a incidentes relacionados con el príncipe Andrés.
Asimismo, en 2022 envió una carta a la reina Isabel, para que despoje al Príncipe de sus roles militares honorarios, por los escándalos que lo relacionan con Jeffrey Epstein.
Mejorar la imagen familiar
Sin lugar a dudas, cualquier plan que tenga el Rey deberá contar con el apoyo de la familia real. Y es allí donde Carlos III y Camila encuentran otro de sus desafíos.
La pareja llega al trono tras el escándalo que supuso la ruptura del Rey y la princesa Diana, en los noventa. A pesar de que el tiempo parecería haber apaciguado las aguas, lo cierto es que la memoria de Lady Di se mantiene viva.
Tal es esto, que una reciente encuesta de Yahoo Reino Unido, a más de 15 000 personas, dio como resultado una respuesta “muy negativa” a la pregunta: ¿Cómo describiría su opinión de la reina Camila?
La relación entre el Rey y la Reina consorte es uno de los tantos baches familiares que deberá sortear el nuevo Rey. Estos incluyen un hermano envuelto en escándalos de abuso sexual y un hijo que podría ser deportado de EE.UU. por haber admitido, en su último libro, consumo de drogas.
El reto es grande para un Rey que llega a ponerse la corona a sus 74 años y que, de cierta manera, recoge la cosecha de una Reina que pulió la imagen de la familia real.
Dar el paso a la renovación
Es usual que la coronación de un nuevo monarca tarde tanto tiempo. Pero lo que no ha sido tan común, en este caso, es un comentario que se ha replicado por varios especialistas de la corona: Carlos III podría ser un rey de transición.
La popularidad de los nuevos reyes no llega a los niveles que sí tienen el príncipe Guillermo y Kate Middleton. En un momento de voces antimonárquicas en crecimiento, esto puede ser un factor decisivo para mantener viva una tradición de 1 000 años.
Por el momento, una de las ideas que barajan los expertos es que Carlos III trabaje por un lapso corto, hasta entregar la corona a Guillermo.
Si bien un 63% de los británicos son optimistas con el trabajo que hará el Monarca, según una encuesta de YouGov, existe un gran desinterés de las generaciones más jóvenes por los ‘royals’.
Es allí donde la dupla Guillermo-Kate entra en acción, con una amplia exposición mediática y aceptación de la gente.