Un mes y medio después del “conflicto armado interno” de Ecuador contra el crimen organizado, algunas cárceles, como la de Latacunga, que alberga celdas VIP, todavía están bajo control de las fuerzas armadas.
El objetivo sigue siendo el mismo: arrebatar a las bandas criminales el control de estos centros, donde los militares presumen de “un cambio rotundo”.
Las operaciones militares en las prisiones dieron lugar a la incautación de un gran arsenal de fusiles, pistolas, granadas y chalecos antibalas, así como de miles de balas y grandes cantidades de estupefacientes.
En algunos casos han tenido que romper paredes o falsos techos para encontrar los escondites donde estas bandas criminales guardaban su armamento. A la vez se ha descubierto que los cabecillas de las bandas tenían de conexiones a internet y otros lujos que los policías y militares han retirado. “Existían beneficios para ciertos presos que mantenían el control de cada etapa y ellos ponían sus normas y leyes. Ahora existe orden.
Tienen las tres comidas al día y ya no existe la vacuna (cupo) para poder tener acceso a la alimentación, el agua o a un área donde dormir”, explicó un comandante del Ejército que no quiso revelar su identidad.