La gente escuchó al menos 10 disparos en ráfaga. El domingo 5 de junio permanecieron con miedo. Los vecinos de ese sector contaron que eran las 10:00 cuando los desconocidos se pararon cerca de la víctima y sacaron dos armas.
El asesinato se produjo a plena luz del día y en una de las vías más comerciales del norte de Guayaquil. Dos hombres, a bordo de una moto, sorprendieron a tiros a un joven en el barrio Los Rosales.
Horas después, el cuerpo del hombre fue llevado a Medicina Legal. Allí retiraron uno de los proyectiles del cadáver.
Los informes preliminares indicaron que se trató de un revólver sin registro alguno. Es decir, el arma era ilegal. La mayoría de asesinatos que ocurren en Guayaquil se perpetra con estas armas.
En Criminalística guardan con detalles cada proyectil; en los últimos dos años han retirado de los cuerpos balas de pistolas automáticas, de fusiles, ametralladoras, escopetas, revólveres y de otras armas. En un menor número de piezas artesanales, como carabinas.
En 2020 se embargaban mensualmente al menos 400 armas. En 2021 esa cifra se incrementó a 632. Y en los cuatro meses de este año ya se contabilizan 655.
Agentes que se dedican a identificar armamento dicen que han descubierto que las mafias se abastecen de estos equipos de Colombia, Perú, México, Estados Unidos y Centroamérica.
¿Cómo ingresan al país?
De estas investigaciones se encargan policías y militares de Inteligencia. Estos uniformados han rastreado cinco vías que están instauradas en el país para que el armamento llegue a los sicarios.
La primera y la más conocida es a través de las fronteras terrestres. Históricamente, las mafias compran en Colombia y en Perú armas o partes de estas para ensamblarlas en Ecuador. Las traen por pasos fronterizos que están bajo el dominio de otras redes de contrabando. Por ejemplo, desde Perú, la Policía dice que tienen datos que camuflan el armamento en costales de cebollas, de papas y de otros alimentos.
Desde Colombia, en cambio, lo hacen a través de mercaderías que son transportadas en buses interprovinciales. Uno de los casos más recientes ocurrió en Napo.
La Policía descubrió dos armas semiautomáticas de diferentes marcas y modelos en la bodega de un bus que cubría la ruta Lago Agrio–Santo Domingo–Portoviejo. Los agentes señalaron que los equipos eran calibre 9 mm. También se hallaron 150 cartuchos.
La segunda modalidad que tienen las mafias es a través de grupos irregulares de Colombia. Las redes hacen transacciones de material de combate con disidentes de la extinta FARC y del ELN.
De hecho, los informes del Ejército colombiano señalan que en la frontera con Ecuador existen al menos 21 células de grupos armados que compran y venden armas.
El pasado 22 de mayo se decomisaron 300 cartuchos sin percutir de calibre 5.56 y prendas de vestir militar en una vivienda abandonada en el sector Nuevo Mataje, en Esmeraldas. La Policía, en el último año, ha desarticulado en esta localidad un laboratorio clandestino y un cristalizadero de cocaína.
Encomiendas
La tercera vía proviene de Centroamérica. La Armada del Ecuador tiene informes que revelan que al país llegan armas por vía marítima desde El Salvador y Guatemala. En esos países también hay grupos insurgentes con talleres clandestinos que fabrican municiones y explosivos. A pesar de que esta modalidad es poco usual, según los investigadores, en Guayas se han detectado armas de origen centroamericano y del Caribe.
Los envíos se realizan en lanchas que también traen dinero de las mafias narcodelictivas. Antinarcóticos dice que los carteles mexicanos también envían fusiles y ametralladoras en avionetas. Manabí es una de las provincias a las que llegan las armas vía aérea. Según oficiales de la Fuerza Aérea, con el sabotaje del radar de Montecristi, las mafias intentan nuevamente abrir rutas por la provincia. Ya hay controles con otros radares del Ejército.
La quinta vía que utilizan las mafias para entrar sus arsenales es a través de los courier o envíos de encomiendas en aviones comerciales. Desde hace un año y medio, la Aduana del Ecuador ha interceptado más de 10 000 municiones de distintos tipos, 20 fusiles y 25 pistolas.
Las redes envían desde Estados Unidos paquetes con las partes de las armas camufladas en ropa, tecnología, suplementos alimenticios o medicinas.
