Científicos estudiantes de la Universidad de OhioEE.UU., y de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) llevan 12 años investigando  la huella de esta enfermedad en nuestro país.  

El chagas es una enfermedad silenciosa mortal causada por la picadura del chinchorro (chinche), un insecto que crece en ciudades ubicadas por debajo de los 2 000 metros de altitud y de preferencia en viviendas precarias.

El análisis está centrado en la zona rural de Calvas, cantón de Loja de clima tropical, con viviendas precarias de adobe, tablas o palos; suelos secos, necesidades básicas insatisfechas y donde las familias sobreviven de la agricultura.

Según Mario Grijalva, director del Centro de Investigación para la Salud en América Latina de la PUCE, se escogió a Calvas por estas características.

Transmisión de la enfermedad

Este insecto vive, principalmente, en las grietas de paredes de adobe y se alimenta de la sangre de animales humanos. Al picar defeca y cuando la persona se rasca hace que los parásitos de las heces entren a la sangre.

Los síntomas son dolor de cabezamalestar del cuerpo, fiebrefalta de apetito. Duran hasta por un mes y desaparecen. Hay personas que no presentan síntomas.

De allí no hay molestias hasta por 20 años. Pero dentro del organismo el parásito sigue reproduciéndose, infectando células, agrandando órganos como el corazón y causando daños en el sistema nervioso periférico. 

Cuando destruye lo suficiente, la persona desarrolla insuficiencia cardíaca puede morir.

Doris Correa cree que su abuelita murió del chagas porque los médicos le diagnosticaron agrandamiento del corazón.     

“Antes, cuando nos picaba el chinche nos rascábamos a dos manos, porque no sabíamos que así nos infectamos más, pero con la información y recomendaciones de los biólogos de la PUCE ya no hacemos eso”, explicó Correa.  

12 años de estudios

Los expertos llegaban a Calvas una vez al año para nuevas investigaciones y proyectos de vinculación con la comunidad.

En los 10 primeros años intervinieron en 50 comunidades con estudios y sensibilizando a las poblaciones.

Pero la pandemia del covid19 frenó dos años de visitas hasta que la semana del 27 de julio 75 biólogos y docentes regresaron. Visitaron 100 viviendas de tres comunidades rurales de Calvas

Para el levantamiento de datos hicieron un trabajo minucioso en cada casa, desde la revisión de las paredes y pisos hasta las sábanas de camas, para determinar posibles criaderos

Allí encontraron que la cantidad de chinches dentro de las casas es menor que la de estudios anteriores porque existe sensibilidad de las personas hacia la prevención.

En Ecuador se calcula que más de 200 000 ecuatorianos padecen de esta enfermedad infecciosa, que también puede transmitir la madre embarazada a su bebé.