Los indígenas de las tierras bajas de Bolivia, que exigen la defensa de su territorio en rechazo a los avasallamientos y las disputas de los cocaleros por el control del mercado de coca, están complicando al gobierno del presidente Luis Arce.

Una columna de indígenas de las zonas más alejadas del oriente salió de la ciudad de Trinidad, en la región amazónica de Beni, el 25 de agosto para llegar a la plaza principal de Santa Cruz, la mayor ciudad del oriente, tras recorrer más de 300 kilómetros.

Santa Cruz es epicentro de las disputas por tierras entre colonos supuestamente afines al gobierno, hacendados y comunidades indígenas en la región chiquitana, un rico bosque seco de gran biodiversidad vecino de la Amazonia que en 2019 sufrió un devastador incendio -en gran parte provocado por la expansión agrícola- que acabó con más de cinco millones de hectáreas, según la Fundación Amigos de la Naturaleza.

En un petitorio los indígenas reclamaron al gobierno “derogar todas las normativas y/o resoluciones que permiten todo tipo de avasallamiento en todos los territorios indígenas ancestrales” y una nueva redistribución de tierras en la que exigen ser incluidos, entre otros 10 puntos más.

El gobierno minimizó la marcha indígena y dijo que es impulsada por la oposición política. En tanto, los opositores respaldaron a las comunidades nativas. “Las demandas han sido tergiversadas, lo cual obedece más a discursos políticos”, dijo recientemente Roberto Ríos, viceministro de la Seguridad Ciudadana.

En tanto, en La Paz, una disputa por el control del mercado de coca se agudizó después de 11 días de conflictos que han dejado decenas de detenidos y heridos además de destrozos en domicilios y centros policiales en el barrio de Villa Fátima, donde está ubicado el mercado de coca legal, ahora custodiado por la policía.

Los incidentes se produjeron después de que uno de los grupos en disputa acusara al gobierno y a la policía de apadrinar a otro grupo que el lunes tomó el control del mercado, según el dirigente cocalero Armin Lluta.

Los vecinos debieron salir con banderas blancas para que las facciones lleguen a un diálogo luego de que la zona terminara convertida en un campo de batalla.