Entre 1970 y 1980 la población de iguanas amarillas de las Islas Galápagos estuvo al borde de la extinción en bahía Cartago, del mismo archipiélago ecuatoriano, se ha recuperado al punto que «el estado poblacional actual es alentador», según informó el Parque Nacional Galápagos (PNG) el 7 de octubre de 2024.
En un comunicado, el Parque Nacional Galápagos detalló que del 26 de agosto al 3 de septiembre pasado, un equipo de guardaparques y expertos de la organización Galápagos Conservancy desarrollaron jornadas de monitoreo de iguanas amarillas en la bahía Cartago, localizado en el sur de la isla Isabela, la más grande del archipiélago.
Además, se recolectaron muestras biológicas e información clave sobre las amenazas que enfrenta esta especie. «Los resultados obtenidos son fundamentales para generar recomendaciones orientadas con el fin de asegurar la supervivencia de este reptil ante los desafíos climáticos actuales», señaló el comunicado.
En total, el equipo localizó y obtuvo datos de 288 iguanas terrestres amarillas, de las cuales, 117 fueron hembras y 171 machos. El 50 % no habían sido marcadas previamente, mientras que las restantes ya contaban con microchips de identificación.
Al borde de la extinción
Algunas de las iguanas monitoreadas nacieron en cautiverio y fueron repatriadas a Cartago dentro del programa de reproducción que ejecuta la autoridad ambiental desde 1970. «El monitoreo actual confirma el éxito de este programa a largo plazo», apuntó el Parque Nacional.
El análisis de los datos recolectados determina que, en Bahía Cartago, ubicada en el itsmo de Perry, existe una población de iguanas amarillas que oscila entre los 600 a 700 individuos, concentrados principalmente en 40 hectáreas.
«Esta cifra es alentadora, considerando que esta población estuvo al borde de la extinción entre 1970 y 1980 por la presencia de especies introducidas, especialmente cabras», indicó.
Para Christian Sevilla, responsable del área de Conservación y Restauración de Ecosistemas Insulares del Parque Nacional Galápagos, este monitoreo no solo permite obtener una estimación más precisa de la población, sino que también ayuda a entender mejor la distribución y patrones de comportamiento de la especie en su entorno natural».
Estos datos proporcionan una base sólida para evaluar el estado de conservación de la población de estas iguanas.