Después de esperar durante meses por citarabina, uno de los fármacos más importantes para tratar determinados tipos de leucemia, hoy la noticia es que las dosis que ingresaron a bodega, el pasado 30 de diciembre, están a punto de caducar. Las 210 unidades de citarabina expiran el 27 de mayo.
Como siempre, los perjudicados son los pacientes y en este caso puntual los niños con cáncer del hospital Francisco de Icaza Bustamante de Guayaquil.
Al ser un antimetabolito, la sustancia retarda o detiene el crecimiento de las células cancerosas en el cuerpo. “El no tenerla a tiempo es jugar con la esperanza de los niños”, dice indignado Gustavo Dávila, director nacional de Jóvenes Contra el Cáncer. “Los pacientes no se curan con promesas, los pacientes se curan con tratamientos y medicinas a tiempo”.
La citarabina que llegó al hospital Francisco de Icaza Bustamante pertenece a la lista de 149 productos por los que el Ministerio de Salud desembolsó $ 19,8 millones, en su plan de emergencia para solucionar el desabastecimiento. Solo la citarabina costó $ 2.550.
La Empresa Pública de la Universidad Técnica de Ambato, contratada por el Ministerio de Salud, la adquirió en modalidad de compra centralizada. Además del Hospital del Niño, otras dosis se repartieron en el hospital pediátrico Baca Ortiz, hospital Eugenio Espejo y en el hospital Gilbert Pontón.
Rafael Palacio, presidente de la Asociación de Padres de Niños y Adolescentes con Cáncer, cuestiona sobre la experiencia de la Empresa Pública y sobre la transparencia de los contratos, pues no se ha publicado el listado de proveedores.
“Es como si la ferretería vendiera cosas de farmacia”. Asegura que en los próximos días presentará una acción de protección porque de los 149 insumos adquiridos, solo constan el 43 % del cuadro de medicinas para pacientes oncológicos.
El viernes el Ministerio de Salud pública en un comunicado señaló que el Ministerio pidió la restitución del lote de medicinas por caducar. Anunció un “reclamo” a la Empresa Pública y una investigación para saber las razones por las que “la gerencia de esa casa de salud aceptó ese lote”.
A través de documentos, se detalla que una semana antes del comunicado, el gerente del Hospital del Niño, Eduardo Rivas, informó a la coordinadora zonal 8, Alexa Zambrano, sobre este problema y pidió el retiro y restitución de la citarabina. Además, en otra carta le informó que la Empresa Pública le hizo llegar 27.100 dosis de letrozol, un fármaco que se usa para tratar el cáncer de seno y la menopausia. Al no ser parte de las necesidades de un hospital de niños pidió su retiro. Al ser consultado sobre la respuesta que recibió dijo que no estaba autorizado a hablar.
Por ahora, lo único cierto es que las fallas en los procesos de contratación agravan la espera de los pacientes con cáncer.