A unas horas para la Nochebuena, si lo hace el 24 de diciembre; o la Navidad de este año 2022 habrá llegado si nos dispensa su atención el 25 de diciembre. Por esa misma razón, quizás los regalos para su familia ya estén bajo el árbol navideño o incluso ya se habrán repartido, abierto algunos. El eterno dilema navideño en casa.

Pero sea cual sea la situación, es muy probable que los juguetes hayan sido -por su cantidad- los protagonistas a la hora de elegir los obsequios, independientemente del efecto que la crisis derivada de la pandemia y la guerra en Ucrania hayan tenido sobre su economía.

Para quienes son padres, abuelos o tíos, cada año surge la pregunta de qué regalar a los menores de edad de la casa, ante la masiva presión del marketing y la tecnología en la vida diaria, en una sociedad que impulsa a consumir.

Hace décadas que psicólogos y pedagogos debaten sobre la conveniencia o no de satisfacer todas o la mayoría de demandas de los niños y adolescentes; sobre si es una buena idea que los regalos sigan simplemente las tendencias
de la moda o si conviene, más bien, buscar alternativas con las que se intente formarlos como libros, juegos para armar o alguno que desarrolle destrezas mentales.

La psicóloga infantil María Teresa Duarte señala que como ocurre con todo en la vida, lo aconsejable en este tema es el equilibrio. Muestra la importancia de evitar excesos comparando con otros ámbitos, como la nutrición, con cuyo ejemplo señala que si bien hay tendencias que hablan de las bondades de prescindir de ciertos grupos de alimentos, estudios muestran que la ausencia prolongada de proteína animal, de grasas o de carbohidratos a la larga también
genera problemas de salud.

Duarte equipara esa situación con lo que ocurriría si los padres prohibieran a sus hijos tener acceso a aparatos tecnológicos, sean estos celulares, computadoras, videojuegos o juguetes de moda, entre los elementos cuyo obsequio suele ser satanizado.

La especialista apunta, en primer lugar, que evitar esos estímulos puede ser perjudicial para la propia formación de niños y adolescentes dada su omnipresencia, uso y utilidad actuales. Añade que su privación puede dificultar el desarrollo emocional de un niño o una niña, porque hoy son esas vivencias las que les permiten interactuar a los pequeños con sus coetáneos.

Y por ello insiste en que lo mejor es equilibrar las cosas. Algo que es compartido por tendencias psicológicas
en el mundo y que puede resumirse en lo que se denomina: la regla de los cuatro obsequios.

Esto significa, como señala la periodista especializada Estefanía Esteban, que las familias cuyas condiciones económicas lo permiten entreguen máximo cuatro regalos a cada menor. Uno de los presentes debe ser algo que realmente quieran, por lo general un juguete de su elección.

El segundo obsequio debe ser algo que lleven consigo, tal como un saco, un pantalón, unos zapatos, unos guantes o una gorra. También debe incluirse algo que los padres consideren que verdaderamente necesitan. Y, finalmente, aunque no menos importante, los expertos aconsejan que se incluya algo para leer.