En 2021, organismos internacionales como Unicef y World Vision advirtieron sobre el aumento de niños y adolescentes laborando en las calles, en el campo, mercados, semáforos y otros espacios, por la crisis económica generada por la pandemia de covid-19.
En Ecuador este miércoles 8 de junio, día de feria en el mercado El Arenal, en el sur de Cuenca. Antes de las 08:00, por sus calles -aún anegadas por las lluvias del día anterior- ya había niños cargando costales y vendiendo alimentos.
Nadia tiene 9 años y esa mañana no asistió a la escuela para ayudar a su abuela a vender fundas para cargar las compras. Caminaba lentamente entre la multitud y con voz baja les decía a las amas de casa “lleve la funda solo a USD 0,50”.
De pronto alguien compró una, se persignó con la moneda y sonrió. Era su primera venta. Este 12 de junio, que se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, esta es la realidad que se vive en Ecuador.
Ahora empiezan a trabajar desde los 6 años. En 2020 más de 420 000 menores empezaron a trabajar en el país. Un año antes eran 375 342, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y las cifras van en aumento.
Trabajar y estudiar
El último informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), presentado la semana anterior, determinó que los bajos estándares académicos de los estudiantes responden a factores asociados con problemas económicos y trabajo infantil.
La encuesta determinó que el 61% de alumnos ha enfrentado dificultades económicas. También les consultaron si además de asistir a la escuela trabajan. El 24,6% de estudiantes de séptimo de básica (10 años de edad) respondió que sí. El porcentaje sube al 36,6% en décimo de básica y en tercero de bachillerato, al 38,2%.
Nadia vive con su abuela, quien también es vendedora informal, por lo que estudia y trabaja para ayudarla. Para ellas, los miércoles de feria es el mejor día, porque por este mercado confluyen más de 50 000 personas. “Ese día no voy a la escuela, para aprovechar”.
La abuela reconoce que su nieta está baja en rendimiento académico por la inasistencia y los vacíos de las clases virtuales. “Pero necesitamos trabajar para pagar el arriendo, los servicios básicos y la comida”, comenta la mujer.
La cobertura del MIES
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) apoya a 11 960 menores en situación de trabajo infantil con sus programas sociales y la cooperación a fundaciones que se encargan de dar alimentación y refuerzo escolar.
Las provincias que tienen más niños trabajando son Guayas, Chimborazo, Pichincha y Azuay. El presupuesto anual para su atención es de USD 9,6 millones.
Entre Azuay, Cañar y Morona son 920 beneficiados. Según Nancy Torres, coordinadora de la zonal 6, de esa cifra 680 menores son de Cuenca, Oña y Nabón.
Para Emanuela Di Gropello, del Banco Mundial, el riesgo de los niños y adolescentes con bajo nivel académico y que se sienten empujados a ayudar a completar los ingresos familiares es que abandonen la educación.
Además, explica que es una actividad que priva a los niños de su niñez. “Es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico y limita sus oportunidades en el futuro.
Historias
Hay chicos como José, de 13 años, de la parroquia cuencana de Nulti, que trabajan porque nunca han recibido asistencia del MIES. Él ayuda a su madre en la venta de plátanos, desde que tenía 9.
Domina el negocio, carga los racimos y hasta engancha a los clientes con la frase “lleve, mi señito”. Está en octavo de básica en un colegio nocturno, pero a veces termina muy cansado y falta a clases.
Rosa, su madre, reconoce que el trabajo infantil está prohibido. Dice que “es la única forma subsistir”. La abuela de Nadia dice que reunir para el arriendo es un sufrimiento.
En Ecuador, el trabajo está prohibido para menores de 14 años. Los adolescentes de 15 a 17 lo pueden hacer siempre y cuando no limiten su educación, no pongan en riesgo su salud y se cumplan las garantías legales y laborales.
