Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que en el mundo se registró un aumento del 27,6% de los casos de trastorno depresivo grave solamente en 2020. Durante el primer año de pandemia también se pudo constatar un 25,6% más de casos de trastornos de ansiedad a nivel mundial.

La pandemia del covid-19 alteró varios aspectos de nuestra vida y el confinamiento, el distanciamiento social y la incertidumbre han causado estragos en la salud mental de muchas personas.

Brandon Gray, del Departamento de salud mental y toxicomanías de la OMS, mencionó que la investigación “demuestra que el covid-19 ha tenido un fuerte impacto en la salud mental y bienestar de las personas”.

Depresión y trastorno del sueño

Eso lo ha evidenciado la psicóloga clínica del Hospital Metropolitano, Adriana Oñate. En su consulta, al menos el 50% de sus pacientes tienen trastornos del sueño, hayan o no padecido covid-19.

La especialista explica que las alteraciones mentales asociadas a la enfermedad pueden ir desde síntomas aislados hasta trastornos más complejos que implican un deterioro de la funcionalidad.

Oñate señala que, si bien la enfermedad deja secuelas físicas a largo plazo, el hecho de haber estado confinados tanto tiempo, en la actualidad a muchas personas les cuesta retomar su vida habitual.

Esto a su vez genera problemas como depresión, trastorno del sueño e incluso estrés postraumático.

“El tener movilidad restringida o de contacto con las demás personas hace que un individuo sea más vulnerable a presentar complicaciones psicológicas o psiquiátricas”, dice.

Asimismo, al estar sometidos a un estrés constante por el covid-19, por miedo al contagio o la pérdida de un ser querido, también representa un deterioro significativo en el funcionamiento social

La especialista menciona que con la pandemia se han vuelto más comunes los trastornos de adaptación, personas que no quieren salir a la calle, con ansiedad social.

Oñate comenta que mucha gente se acostumbró a un ritmo de vida más hermético y volver a retomar las actividades representa un problema en su comportamiento.

Esta crisis mundial por la pandemia también ha ocasionado trastornos postraumáticos que surgen ante eventos que amenazan la vida o la supervivencia.

Signos de alerta

Para la psicóloga Mariel Pazmiño es importante reconocer cambios en patrones de sueño, alimentación o si la persona se aísla o se vuelve poco comunicativa.

Oñate agrega que, por ejemplo, si ya no duerme como antes, le cuesta conciliar el sueño o es intermitente, son signos que pueden indicar un trastorno.

En cambio, si duerme demasiado o a deshoras, tiene un ciclo del sueño confuso, podría ser un síntoma de depresión

De igual forma, cuando alguien presenta demasiados pensamientos negativos acerca del presente o del futuro podría estar desarrollando un tipo de problema emocional.

Tomar medidas

El riesgo de desarrollar una patología se incrementa si la persona no se detiene a ver lo que está pasando o no toma ninguna medida si presenta algún síntoma, por más pequeño que sea, dice Oñate.

“Ya estamos viendo un incremento de psicopatologías de la población en general. La pandemia está generando una epidemia de salud mental que es imprescindible tratarla a tiempo”.

De su parte, Pazmiño sostiene que el contexto social influye mucho en el desarrollo de una depresión u otra enfermedad mental por lo que el apoyo de la familia o amigos es clave.

La especialista también destaca que la sociedad debe dejar de lado el estigma que rodea la salud mental y no minimizar los sentimientos ni las demandas de una persona. “Hay que dar la oportunidad de que se acerquen y que pidan ayuda”.

Buscar la guía profesional y seguir un tratamiento adecuado es fundamental para enfrentar estos problemas. Oñate explica que realizando una evaluación de las necesidades críticas del paciente se puede lograr una mejoría.

Incentivar a que la persona tenga pensamientos más positivos sobre el futuro, técnicas para la disminución del estrés y de respiración profunda, son algunos de los aspectos que se trabajan en terapia.

Con la psicoterapia también se trabaja en un enfoque de apoyo para que el paciente recupere el sentido de la vida, de autonomía y la aceptación de las pérdidas.

En casos más graves, agrega Oñate, se recomienda un tratamiento psicofarmacológico para trabajar la ansiedad, depresión o problemas asociados al trastorno del sueño.