Alex Quiñonez  tuvo una gran trayectoria como velocista nacional, que en la cita olímpica de Londres, en 2012, fue el séptimo atleta más veloz del mundo en los 200 metros planos. Un camino con altos y bajos pronunciados, que permitieron que el corredor se mantenga en la cima.

Un futuro promisorio se avizoraba para Quiñónez luego de la final olímpica en Londres, pero la realidad fue otra.

La noche de este viernes 22 de Octubre se conoció que el atleta fue asesinado en el sector de la florida al norte de guayaquil en circunstancias aun desconocidas.

El deportista empezó a ausentarse de entrenamientos, no participó en competencias internacionales durante el siguiente ciclo olímpico y finalmente marcó un retiro del atletismo, sin llegar a repetir actuación en Río de Janeiro 2016.

Pasó factura “el peso de la fama”, consideró en su momento Manuel Bravo, presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo.

En 2015 quedó fuera de las pistas. Se desvinculó de su entrenadora, la cubana Yosvaina Molina, y su entorno en Esmeraldas complicó su preparación.

Quiñónez se dedicó a múltiples actividades como a la construcción y a la mecánica para solventar gastos familiares. Apoyado por sus compañeras de equipo Ángela Tenorio y Marisol Landázuri regresó a la actividad, “con una mentalidad diferente”.

En 2017, y tras una marcada ausencia, Quiñónez volvió a las pistas y al equipo tricolor. “Esperemos que todo salga bien, estoy empezando desde cero, luchando”, estoy empezando desde cero, luchando” dijo Quiñonez en el torneo clasificación para Juegos Bolivarianos en Santa Marta, Colombia, en los que el ecuatoriano volvió a subir al podio y colgarse medalla de oro en 100 metros. Presea y nuevo récord bolivariano.

Como en sus inicios, su regreso fue meteórico, a tal punto que se volvió a codear con los mejores. En 2019 fue medallista de oro en Panamericanos, corrió la Diamond League y alcanzó la marca para Juegos Olímpicos.

En octubre de ese año el esmeraldeño paró el cronómetro en 19,98 segundos durante la final de 200 metros planos del Mundial de Atletismo, en Doha. Fue el tercer mejor registro para quedarse con la medalla de bronce, un logro destacado por el deportista, que daba otra cara a una historia entre indisciplina y desavenencias con entrenadores.

Pero hace dos años no quería regresar y es por mis compañeras que estoy acá. Me lo propuse y estoy en el podio con una medalla de bronce”, comentó el deportista luego del logro conseguido.

Esa temporada fue calificada por Quiñónez como “el mejor año deportivo”. Con un fichaje para el FC Barcelona, y con 30 años, el esmeraldeño ya adelantaba: En Tokio “espero cerrar con broche de oro mi carrera”.

Tras la para de la pandemia fue a Portugal para seguir sus entrenamientos, lugar no registrado por su representante autorizado, Alberto Suárez, lo que originó un tercer fallo de localización para registros de la Athletics Integrity Unit, lo que de momento ocasiono su suspensión por un año, algo que lo dejo fuera de Tokio 2020.

Hoy lo recordamos como un ejemplo para la juventud y un guerrero que supo sacar el nombre de su país en las canchas del atletismo, Paz en su tumba.