En las últimas semanas se han visto acontecimientos dramáticos en América Latina, con el crimen organizado infiltrándose en las calles y una violencia criminal desenfrenada.
Lo que demuestra la arrogancia de la creencia en la impunidad para todas las actividades criminales, desde ataques a hogares y personas hasta micro y macrodrogas. trata de personas, secuestro, la infame “vacuna”, asesinato en nombre de un asesino.
De México a Argentina, del Caribe a Brasil, la incertidumbre y el desamparo reinan sobre la gente de bien que todavía intenta llevarse el pan a casa con honestidad.
Hoy en día, además del desempleo y la economía, la mayor preocupación de la gente es la inseguridad. Esta situación es responsable de gran parte de la inmigración, independientemente de la que proviene de países que han fracasado y no lo son económicamente, como Venezuela o Cuba.
Ecuador ha experimentado una agitación social y existe una sospecha generalizada de que la justicia en el país es una herramienta de la mafia, los criminales y los políticos, y que las líneas que los separan se han vuelto cada vez más frágiles y difíciles de distinguir (si es que existen).
Ante las denuncias interpuestas por la Fiscalía sobre cohecho y colaboración con el crimen organizado, en las que estuvieron involucrados la mayoría de los jueces del Tribunal Superior de Guayaquil. Nada es más grave en la sociedad, cualquiera que sea su forma de gobierno, que la pérdida del respeto a la ley y a los jueces responsables de su aplicación.
Las instituciones ejecutivas o legislativas son instituciones bastante distantes, mientras que el poder judicial está más cerca de la vida cotidiana de las personas. Sólo los jueces tienen derecho a privar a los ciudadanos de su libertad, de sus casas u otros bienes, o de la custodia de sus hijos. La justicia y la correcta aplicación de la ley es la diferencia entre el orden y la anarquía, y cuando eso sucede volvemos a la ley de la jungla.
La ministra del Interior de Argentina, Cristina Bullrich, acaba de anunciar que debido a los ataques rampantes del crimen organizado en la ciudad de Rosario, importante puerto del río Paraná y punto de salida de grandes cantidades de materiales agrícolas. Es necesaria una acción rápida porque las llamadas “pampas húmedas” se producen en el noreste argentino.
Tercer productor mundial
Su condición de gran puerto fluvial, al final del Río Paraná, vuelve a Rosario un atractivo destino, y a la vez, un punto de salida de esa producción, y también, al conectarse con vecinos en los que el narcotráfico está en gran crecimiento, con una Bolivia, convertida en el tercer productor mundial de cocaína, en plataforma para el narcotráfico internacional. El logro boliviano se debe, en gran medida, al indisimulado apoyo de las más importantes figuras del MAS, el partido del ex presidente Morales, y del actual, Arce a esta actividad.
¿Otro Guayaquil?
En efecto, Rosario se volvió un Guayaquil austral, por las mismas razones, y parecidas consecuencias. La violencia criminal se ha instalado en el puerto, con sus siniestros operadores y sus sicarios, que han obligado a sus habitantes a recluirse en casa, para evitarse riesgos innecesarios. Con esos antecedentes, el gobernador de la Provincia, que, por primera vez en muchos años, no es parte del peronismo, ha pedido apoyo federal ante la fundada sospecha de que la policía local se halla profundamente penetrada por el crimen organizado.
El terrorismo
Inaudito, pero no imposible el permitir que, en una sociedad, a cuenta de la defensa de unos muy sui generis derechos humanos, se pueda llegar a que ésta termine dominada por quienes instrumentan el terror y la violencia para su beneficio, es inaudito, pero lamentablemente, no imposible. Basta la observación de lo que está ocurriendo en lo que alguna vez fue un país, Haití, para darnos cuenta que una espiral descendente hacia la ley de la selva, es una posibilidad totalmente factible. Más allá de unos estertores finales de un intrascendente gobierno, producto de la degradación y descomposición posterior al magnicidio del presidente Jovenal Moise, en el que aparece implicada hasta su esposa, además de varios cargos gubernamentales, el ex primer ministro Claude Joseph, entre ellos.
Hacer memoria de un país que alcanzó su independencia.
Esto no significa que, antes del magnicidio, el país se hubiera hallado en buen camino, al contrario. Haití, mucho se tiene la tendencia de olvidarlo, fue el primer país en alcanzar su independencia en América, luego de Estados Unidos. La lucha por la independencia dura 13 años, coincidiendo su inicio casi con la Revolución Francesa, en 1791. Concluye con la independencia, en 1804, 18 años antes de Pichincha, y 20 antes de Ayacucho. Será desde Haití de donde partirá la expedición de Bolívar para la independencia venezolana, y será de su presidente, Petion, de quien reciba apoyo material y económico para la campaña libertadora, con la sola condición de que, con la independencia, se liberará a los esclavos en toda Hispanoamérica.
