Un último adiós a la amiga, la hija y la profesional que se gano el afecto de sus más allegados. Luego de la capilla ardiente en el Teatro Universitario, este viernes 23 de septiembre de 2022 los restos de María Belén fue trasladado al camposanto Monteolivo.
En la capilla ardiente, desconsolada, Elizabeth Otavalo trataba de calmar al hijo de Bernal, de 13 años.
“Hoy por hoy mi hija ya es un ángel, pero esto no termina aquí. Esto termina cuando los malhechores hayan pagado su culpa. Mi hija es una víctima. Ella murió dentro de la Escuela Superior de Policía. Por lo tanto, es un crimen de Estado, señores. No puede quedar impune. Mi hija no va a ser una estadística más”.
Luego de once días de intensa búsqueda, los restos de la abogada de 34 años fueron hallados el miércoles en un barranco cerca de la Escuela de Policía, en el norte de Quito, y la autopsia practicada posteriormente reveló que fue estrangulada, según detalló este jueves el comandante general de la Policía Nacional, Fausto Salinas.
Con el teniente Cáceres señalado como el principal sospechoso del asesinato por los indicios recogidos durante la investigación, las autoridades ecuatorianas como el ministro del Interior, Patricio Carillo, no han titubeado en calificar el hecho como un “feminicidio”.
Así, si se confirma a Cáceres como el autor del asesinato, la muerte de Bernal va camino a ser la cara más reveladora de la larga lista de feminicidios registrados en este 2022, que según las organizaciones feministas sumaban 206 hasta el viernes pasado.