La colocación de nuevas becas universitarias está en riesgo por el recorte presupuestario del Gobierno a ocho universidades privadas del Ecuador. Para este período estos centros ofertaron a la Senescyt 3 158 cupos, porque tenían adelantada la planificación, pero ahora deberán conseguir los recursos por su cuenta.

En agosto del 2021, la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) recomendó que se elimine el porcentaje del IVA que recibían las universidades cofinanciadas, y el Consejo de Educación Superior acogió esta recomendación.

El recorte fue de USD 12 millones que las universidades del Azuay (UDA), Católica del Ecuador (PUCE), Santiago de Guayaquil, Católica de Cuenca, Politécnica Salesiana, Vicente Rocafuerte, Técnica Particular de Loja y la Equinoccial utilizaban para financiar las becas académicas.

Estas ayudas están dirigidas a las distintas carreras, que se ofertan en el sistema de la Senescyt como parte de sus cupos disponibles. Para este período se ofertó 118 000 cupos y de estos, 3 158 corresponden a becas, cantidad igual a la del período lectivo anterior.

El estudiante de escasos recursos económicos que, por distintas razones, no alcanzó un cupo en las universidades públicas opta por ingresar a las privadas, aplicando alguno de los programas de becas académicas, parcial o total de la colegiatura.

La saragurense, Sara Guamán, de 18 años, busca una beca por situación económica en la Universidad Católica de Cuenca, pero aún no la consigue. Quiere seguir Medicina y su puntaje fue de 805 en el Test Transformar, por lo que no fue favorecida para conseguir un cupo en una pública.

Su padre es jornalero y su madre tiene un kiosco de comida rápida. Alexandra Suquilanda cuenta que su hija se siente frustrada, pero no tienen USD 1 500 para la nivelación y USD 1 900 para el semestre en la Universidad Católica de Cuenca.

“Son valores altos que no tenemos, pero el Gobierno y las universidades privadas deben incrementar las becas para no dejar al margen de la educación a los jóvenes de escasos recursos económicos”.

Según Lorena Araujo, directora general de la PUCE, en el 2019 las ocho universidades escuelas politécnicas particulares financiaron 130 000 becas con fondos estatales y por la emergencia sanitaria del covid-19 aumentaron las ayudas.

Por ejemplo, a nivel nacional la PUCE tenía más de 2 000 estudiantes becados con fondos estatales. En el contexto de la pandemia otorgaron, al menos, una beca del 10% de los 19 888 estudiantes, con recursos propios. Araujo dice que, pese a la disminución sistemática de las asignaciones del Estado, los ocho centros cofinanciados resolvieron mantener las ayudas a los estudiantes en todas sus modalidades.

Es decir, cada centro garantiza que los estudiantes beneficiarios terminarán la carrera como becario. Eso le da tranquilidad a Sofía, quien cursa el tercer año en Administración de Empresas en la UDA y recibe una beca del 50% de su colegiatura.

Su padre es docente y su madre costurera. Lo que ganan no les alcanza para cubrir los gastos que demanda su carrera. “Si me quitan la beca, por más esfuerzo que hagamos como familia, me vería obligada a interrumpir mis estudios para trabajar”, dice Sofía.

No obstante, Araujo aclara que la eliminación de recursos del Estado deteriora la liquidez de las universidades y que difícilmente la política de becas podrá sostenerse a mediano plazo. La Senescyt dice que la Ley de Educación Superior obliga a las universidades a otorgar becas a jóvenes de escasos recursos.

Andrés Pauta, presidente de la Federación de Estudiantes de la UDA, también avizora problemas. Él dice que, si bien el rector se comprometió en seguir financiando estos programas, no será sostenible en el tiempo.

A la larga eso podría generar déficit de recursos y las autoridades verse obligadas a reducir o suspender los programas, explica Pauta. “Eso afecta a la clase social más pobre, porque no tienen otras formas de costear los estudios superiores”.

Para este semestre, la Politécnica Salesiana puso a disposición 269 cupos al sistema de la Senescyt, para los estudiantes nuevos. Estas becas cubren la mitad del costo de la carrera, que oscila entre USD 1 140 y USD 1 960, aparte del valor de la matrícula.

Esta universidad cuenta con un sistema de pensión diferenciada de beca de acuerdo con su situación económica y pagos prorrateados de la colegiatura. La intención es que ningún estudiante que quiera estudiar en este centro se quede fuera, dijo un docente.

Las autoridades de ocho universidades trabajan en una propuesta conjunta para conseguir nuevas asignaciones, que será presentada a la Senescyt.

Punto de vista

‘Hay que trabajar por la autonomía financiera’

Carlos Cordero D. Analista Económico

Los fondos del Fopedeupo (ley que asigna recursos del Impuestos a la Renta e IVA a las universidades) cada vez se va haciendo insuficiente. En los dos últimos años, las recaudaciones de impuestos fueron menores y se crearon cinco nuevas universidades. Hay más partícipes de ese fondo y no es culpa del Gobierno.

Ahora se debe trabajar en una reforma del Fopedeupo para que la asignación a las universidades no disminuya, sea fija y sustentable.

Hay que trabajar por la autonomía financiera. Las universidades tienen abierta la posibilidad de conseguir ayudas internacionales mediante el financiamiento de proyectos, pero es una cuestión marginal no sustancial para programas de becas. Ningún organismo externo tiene tanto dinero para financiar eso.

Con los recortes de presupuestos del Estado para las universidades los perjudicados son los estudiantes que dependen de esas becas para sus carreras, no las universidades. Ahora habrá un porcentaje de becas que no podrá cumplirse.